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Reencuentro tras 40 años de separación

Tras firmar el Acuerdo de Paz, Omaira y Yecenia tuvieron en mente el propósito de ver a su padre, a quien el conflicto armado alejó de sus vidas.

Pasaron 40 años para que Omaira y Yecenia pudieran reencontrarse con Édgar García, su padre, quien estaba dado por desaparecido en el marco del conflicto armado. Es el resultado de la búsqueda humanitaria y extrajudicial que llevó a cabo la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) junto con la familia García. 

La investigación humanitaria hizo parte del Plan Regional de Búsqueda del Meta, que tiene un universo de más de 8.500 personas dadas por desaparecidas, y garantizó el reencuentro de las personas buscadoras con la persona desaparecida, quien fue hallada con vida. Es el cuarto reencuentro que realiza la UBPD en Villavicencio.

“Hoy tenemos una persona menos desaparecida en este país y una familia menos sufriendo este flagelo de la desaparición. Tenemos una familia que se reencuentra y que inicia un ciclo distinto en su vida”, afirmó Diana Paola Viveros, coordinadora de la UBPD en Villavicencio.

La historia

Édgar García vivía con su esposa y sus dos hijas, Omaira y Yecenia, en un municipio de Cundinamarca. Por razones del conflicto armado, en 1983 se vio en la obligación de abandonar de manera forzada su territorio y su familia, perdiendo así todo contacto ellas. Meses después, la mamá de Omaira y Yecenia también fue desaparecida. Teresa, la abuela materna, asumió el cuidado y la crianza de sus nietas.

Dos años más tarde, Omaira, Yecenia y Teresa también fueron víctimas de desplazamiento forzado por cuenta de actores armados, situación que causó la pérdida de todo rastro de Édgar. Las dos hermanas, que para la época tenían uno (Yecenia) y tres años (Omaria), crecieron con las imágenes y los relatos que les compartían sus tías y su abuela sobre sus padres.

“El conflicto armado nos separó de mi padre en los años ochenta. Yo era muy niña y lo que conocemos hoy en día es producto de entrelazar historias. A partir de allí se fractura la familia, unos para un lado y otros para el otro”, dijo Yecenia, quien logró reunirse con su padre. 

Así transcurrieron los años, yendo de un lugar a otro y sufriendo los impactos del conflicto armado y la posterior desaparición de otros dos miembros de la familia. Además, la vinculación de estas hermanas a un grupo armado dificultó la búsqueda de su padre pues solo fue posible hasta que se reincorporaron a la vida civil con la firma del Acuerdo de Paz.

“Luego de la firma del Acuerdo de Paz, tomamos la decisión con mi hermana y empezamos a averiguar, ya que durante este tiempo no habíamos tenido la oportunidad de buscar. Entonces, se da la oportunidad de decir “estamos en un momento importante para nuestras vidas, vamos a buscar”. Es así como decidimos que íbamos a hacer todo el esfuerzo que estuviera a nuestro alcance para buscar a mi papá y saber si teníamos de pronto más hermanos o hermanas”, añadió Yecenia.

En abril de 2023, Omaira se acercó a la UBPD y realizó una solicitud de búsqueda en la que refirió que tanto ella como su hermana, luego de firmar el Acuerdo de Paz en 2016, iniciaron la búsqueda de su padre y a la fecha no habían obtenido resultados. 

La búsqueda y el reencuentro

La investigación realizada por la UBPD en Villavicencio inició con la contrastación de datos con diferentes entidades que permitió la ubicación de Édgar en Caquetá. Desde ahí inició el trabajo conjunto entre las dos territoriales de la Unidad de Búsqueda para ir hasta el lugar de residencia en zona rural y contactarlo.

Pese a las dificultades de acceso y comunicación a la zona donde él residía, se logró llegar hasta su vivienda, explicar el carácter humanitario de la búsqueda e informarle que había una solicitud para encontrarlo. Édgar supo de inmediato, en medio del llanto, que sus dos hijas habían emprendido la búsqueda. Él, al igual que Yecenia y Omaira, llevaba casi 40 años buscándolas.

La verificación de identidad a través de cotejo decadactilar le confirmó a las hermanas que la persona hallada con vida era su padre. A partir de este momento se adelantaron las acciones de planeación y preparación del reencuentro, que ya no sería entre padre e hijas sino entre la familia que se había constituido durante 40 años de ausencia. 

La coordinadora de la UBPD en Villavicencio, Diana Paola Viveros, dijo que para llegar al reencuentro tuvimos muchas conversaciones con la familia para preparar cómo querían que ocurriera en el reencuentro. La Unidad de Búsqueda no tiene una guía para que todos los reencuentros se realicen de la misma manera sino que son las necesidades y las particularidades de la familia las que determinan qué es lo que desean y necesitan poner en este escenario como un elemento reparador frente al sufrimiento que experimentaron durante muchísimos años”.

El día del reencuentro, Édgar esperaba a sus hijas con dos ramos de flores en sus manos. La emotividad se transformó en lágrimas de felicidad al ver a Omaira y Yecenia entrar al lugar y fundir ese sentimiento en un fuerte y prolongado abrazo, el que vino acompañado de la presentación de otras tres hermanas, hijas de Édgar, que lo apoyaron durante el proceso de búsqueda.

En un segundo momento, Édgar tuvo la oportunidad de reencontrarse con Teresa, a quien le agradeció por haber cuidado de sus hijas durante todos estos años. Junto a ella se encontraban los esposos y las hijas de Yecenia y Omaira, quienes conocieron a su suegro y abuelo respectivamente. Entre abrazos, lágrimas y alegrías, la familia tuvo la oportunidad de hablar sobre sus vidas y el proceso que cada uno adelantó para encontrarse, permitiendo llegar a este momento reparador y dignificante.

“Me había sentido decaído porque no podía dormir pensando en este momento. Pasaban noches en que no dormía por aquella felicidad tan grande. Para mí fue muy bonito el reencuentro con ellas, también con mis otras hijas que me acompañaron”, aseguró Édgar García luego de reencontrarse con sus hijas. 

Lo que viene

Actualmente la familia también adelanta la búsqueda de tres personas más: la madre y dos tíos de Omaira y Yecenia, esperando poder establecer su paradero con prontitud. 

“Desde nuestra tarea terminamos la búsqueda del señor Édgar, pero continuamos con la de tres familiares más de este núcleo que aún están desaparecidos. Esperamos que más personas se puedan sumar a la búsqueda y aportarnos información para dar con el paradero de no solo estos tres seres queridos desaparecidos sino de las más de 8.500 personas desaparecidas en el Meta y las más de 100.000 en este país”, finalizó la coordinadora de la UBPD en Villavicencio.